El trabajo en que sin duda logra una mayor libertad de expresión artística y musical lo es Vagabundo (1996), una colaboración con el productor Phil Manzanera. Es aquí que Draco desarrolla su estilo peculiar de fuertes guitarras, la inconfundible voz, y las letras poéticas y profundas. A un lado quedan las líricas ligeras; en Vagabundo cada canción requiere total atención. El estilo es oscuro, con escenarios que van desde el valle de flores de la muerte hasta carnavales, pasando por todo un espectro de emociones, miedos, placeres, amores y delirios. Draco abre su mente y nos deja mirar.
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